viernes, 16 de noviembre de 2007

*POCO A POCO SE VA LEJOS

"DEL LIBRO VIVIENDO SOBRIO"

Como alcohólicos, generalmente tendíamos a apurar nues­tras copas más rápidamente que las otras personas. Y muy raras veces nos sentíamos dispuestos a dejar que quedaran unas pocas gotas en el vaso de cóctel, o un pequeño residuo en la botella.
Muchos de nosotros nos hemos divertido por nuestra aparente inhabilidad, que se nos presenta aun después de muchos años de sobriedad, para dejar a medio terminar una taza de café o un vaso de soda. Frecuentemente nos vemos tragando hasta la última gota de una bebida no alcohólica, como si. . .
Tal vez la mayor parte de nuestros lectores ya hayan en­tendido el punto: No es siempre fácil para nosotros dejar a un lado sin terminar el capítulo, o el libro que estamos leyendo. Pa­rece que hay casi una compulsión para seguir hasta el final, en vez de tomar solamente una página o un capítulo o dos por día y el resto para otra oportunidad. No es que esta tendencia sea del todo mala. Para recuperarnos de una obsesión destructiva tal como la de beber, es muy sensato reemplazarla con una obsesión benigna, tal como la compulsión de buscar más y más conocimiento y ayuda para el problema alcohólico.

De manera que continúa leyendo, si lo prefieres. Es mucho más saludable que empezar a beber.
Pero cuando llegues al final de este capítulo, tal vez desees ensayar algo nuevo. Pon al lado este libro y revisa tu día. Ve cuántas veces hubieras podido retardar un poco el paso o hacer las cosas con un poco más de facilidad si te hubieras detenido a pensar en ello.

El axioma "Poco a Poco se Va Lejos" o "Tómalo con Calma" es una de las formas en que nosotros los A.A. nos recordamos uno a otro que muchos tenemos las tendencias a exagerar, de apurar las cosas, impacientes con cualquier cosa que trate de detenernos. Para nosotros es muy difícil descansar y tomarle sabor a la vida.
Cuando uno de nosotros se encuentra afanado para hacer algo o conseguir algo rápidamente, un amigo puede reconvenirlo gentil mente diciéndole, "Tómalo con calma". Luego se presenta un rayo de molestia contra el consejero. Y eso puede indicar que el consejo ha atinado en el blanco, ¿no es verdad?

Sí, sabemos que la impaciencia no está limitada en la ac­tualidad a los alcohólicos. A medida que se acelera el proceso del cambio en nuestra civilización, más y más gente se siente presionada por el tiempo y empujada para afanarse y llegar a tiempo. .. ¿A qué? ¿Y con quién?
Esa presión no empuja a la mayor parte de los bebedores den­tro del alcoholismo, como cualquiera puede verificarlo. Solamente un pequeño porcentaje de bebedores desarrolla nuestro problema. Pero aquellos de nosotros que llegamos al alcoho1ismo vemos que compartimos la necesidad de aprender a descansar, adquirir un ritmo saludable, gozar de las pequeñas ganancias y aun de los placeres simples que encontramos en el camino, o sea, aprender a gozar de la jornada, en vez de correr afanosamente hacia nuestro destino. El horizonte siempre está en el mismo sitio: En ocasiones, vale la pena quedamos quietos para observarlo. Única­mente por darnos el placer de un paisaje apacible. .

Algunos de nosotros elaboramos rutinas para ayudamos a mantener nuestras metas dentro de los límites realistas y dentro del alcance de la posibilidad. Podemos hacer una lista de cosas que nos gustaría hacer hoy, y luego descartar deliberadamente la mitad o más de ella. Al día siguiente, otra lista.
O intencional mente programamos algunas cosas con mucha anticipación, y nos enseñamos a dejarlas a un lado, en forma deliberada, hasta que se presente la ocasión.
Otros de nosotros vemos que las listas y los programas estrictos pueden volverse tiranos, obligándonos a concluir cada asunto, sin importamos el tiempo y el esfuerzo. Por consiguiente eliminamos las listas durante algún tiempo. Sin tener la obliga­ción que nos impone su dictadura, podemos aprender a movernos a un paso espontáneo y pausado.
Para muchos de nosotros, sentarnos calmadamente durante 15 ó 20 minutos antes de empezar las actividades de cada día nos ayuda a establecer un marco mental descansado y ordenado, algunos de nosotros usamos métodos específicos de oración o meditación que hemos encontrado y que sirven particularmente bien para este propósito. Y aún durante un día muy agitado, nos las arreglamos para sentarnos sin que nos disturben, con los ojos cerrados, para hacer una pausa de cinco minutos, y luego volver refrescados al trabajo.
Para alguno de nosotros, es más fácil aprender a mantener un paso calmado si tenemos la ayuda de otra persona, podremos ser incapaces de genera nuestra propia paz, pero a veces podemos obligarnos a sentarnos calmadamente a escuchar a un amigo que ha alcanzado algún grado de serenidad. Dedicar toda nuestra atención a otra persona nos ayuda a restaurar nuestro equilibrio y nos da una nueva perspectiva sobre nuestras propias vidas, de manera tal que podamos ver que no tenemos la obligación de mantenernos corriendo sin objeto, solo por correr.
Para algunas personas son sumamente benéficas las sesiones más formales e institucionalizadas en que se busca la paz en compañía de otros, (tales como los servicios religiosos, los retiros espirituales y similares).
O simplemente podemos decidir levantarnos más temprano de lo que acostumbramos, para poder hacer nuestras cosas con más tiempo y con más calma, con un poco de meditación, podemos llegar a elaborar nuestros horarios personales para que estén menos congestionado, serán más flexibles, y por consiguiente menos apremiantes y abrumadores.
Cuando nos encontramos sumamente tensos o casi frenéticos, podemos preguntarnos ocasionalmente, es que soy realmente tan indispensable? O es esta prisa realmente necesaria? CON GRAN ALIVIO VEMOS FRECUENTEMENTE QUE LA RESPUESTA MÁS HONESTA es NO todos estos trucos sirven realmente a la larga, no solo para ayudarnos a sobreponer nuestro problema alcohólico y las secuelas que contiene, sino que también nos capacitan para volvernos más productivos, porque conservamos y canalizamos nuestra energía en una forma más racional. Acomodamos las prioridades en una forma más sensata. Aprendemos que muchas acciones que en algunas oportunidades considerábamos vitales pueden eliminarse si son re examinadas cuidadosamente, el preguntarnos que tan importante es esto? Es frecuentemente un buen ejercicio.
Naturalmente tómelo con calma, no nos proporciona una licencia para la pereza o para llegar tarde a los compromisos. Existen cosas que no deben posponerse hasta mañana. Una de ellas es el dejar de beber, pero hay muchas otras cosas que si se posponen durante estas 24 horas, cuando las afrontemos estaremos mucho mejor equipados para manejarlas.
En cierta ocasión, una alcohólica sumamente enferma e inquieta llamó a la oficina de A.A. y dijo que necesitaba ayuda ¡instantáneamente! Se le peguntó si podía esperar 20 o 30 minutos hasta cuando alguien pudiera llegar a donde ella se encontraba, ¡NO! respondió, mi médico me dijo que yo necesitaba ayuda inmediatamente, y no existe un momento que perder y luego continuó: y esto me lo dijo anteayer”
Nuestro corazón se entrega inmediatamente a alguien que se encuentre en esa penosa situación. Todos sabemos muy bien cómo se siente esa persona. La ayuda llegó en el término de una hora, y ahora ella cuenta la historia como un ejemplo de la forma como solía ser. Es casi increíble, cuando la vemos ahora reposada pero llena de energías, calmada pero aleta.
Si te parece deseable tener un fuerte acopio interior de paz, paciencia y tranquilidad, es posible obtenerlo.
Recuérdate a ti mismo de vez en cuando que tal vez la velocidad ideal para este día es “tómalo con calma” y este cambio puede empezar en este instante, ¿verdad?

No hay comentarios: